📕 La humanidad y los análisis espaciales

El hombre ha realizado y representado análisis geográficos desde antiguas civilizaciones. Desde los mapas dibujados por los primeros asentamientos humanos hasta el seguimiento geográfico detallado a los ciudadanos hoy. Los estudios y sus aplicaciones han sido muy variados como se ejemplifica a continuación:

Mapa de Çatalhöyük, Turquía, probablemente del 6000 antes de Cristo, se dice que es el primer mapa que hizo el hombre, sin embargo, ya hay dudas de su significado pues algunos consideran que la figura sobre la ciudad no es un volcán sino un leopardo.

Hace milenios los egipcios hacían mediciones de proximidad de tipo catastral que consideraban las inundaciones que provocaba el río Nilo periódicamente. Otro ejemplo también relacionado con distancias sucedió en la época de la economía feudal hacia el siglo XI. En ese entonces la agricultura se distribuía en tres anillos (buffers) alrededor de las poblaciones: uno próximo de frutas y hortalizas, uno segundo de cereales y un tercero de pastos y bosques.

Gran parte de los algoritmos aplicados hoy en día en los Sistemas de Información Geográfica provienen de una escuela de pensamiento de análisis espacial liderada por Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) quien comenzó a explorar los conceptos que el mismo llamó «Geometría de posición» (Geometria Situs) y «Análisis de posición» (Analysis Situs). Este último término pasó a concebirse luego en el siglo XIX como la Topología, rama de la matemática que estudia aquellas propiedades de los objetos geométricos que se mantienen pese a transformaciones continuas.

Gottfried Wilhelm Leibniz en Berlín en 1700, Culver Pictures

Y a propósito de la topología, entre 1836 y 1838 The Railway Commissioners en Irlanda publicó una serie de láminas cartográficas que permitían analizar la red ferroviaria de ese país con datos topológicos, densidad de población, geología, requerimientos de tráfico, entre otros. Este ejercicio entonces manual fue precursor de las superposiciones de capas tan comunes en SIG hoy.

Algunos de los mapas de The Railway Commissioners, Irlanda. Fuente: L Brown Collection

Otro caso que no puede faltar en la historia de análisis geográficos es el de John Snow (1813-1858), padre de la epidemiología, quien en 1854 estudió la relación de proximidad tanto en distancia como en tiempo entre casos de cólera y fuentes de agua contaminada en Londres.

Y ya en la era moderna, con el apoyo de las tecnologías informáticas, la divulgación y manejo de los datos geográficos llegan al mundo entero gracias a televisión y al internet y cobran mucha relevancia en especial en situaciones de emergencia. Como ejemplo recordemos el tsunami de Japón en 2011 y cómo las grandes cadenas de noticias compartían el mapa de zonas de exclusión alrededor de la accidentada planta nuclear de Fukushima I.

Zonas de exclusión alredededor de la Planta Nuclear de Fukushima, Japón, 2011. Cada anillo tiene un ancho de 20km. Fuente: http://www.caliper.com

Sin ir muy atrás, tenemos la pandemia del Covid-19 en 2020 y cómo el público puede seguir geográficamente el desarrollo de la propagación del virus desde su inicio en una ciudad en China hasta invadir todos los continentes. Ningún ciudadano puede sentirse indiferente al reconocer en visores geográficos que tan grave o no está su localidad.

Dashboard sobre la propagación del COVID-19 al 13 de mayo de 2020 publicado por Johns Hopkins University

Hoy la administración y análisis de los datos de ubicación espacial de las personas adquieren mucho valor, tanto, que las bases de datos geográficas son parte del celoso patrimonio de las corporaciones. La geolocalización de los habitantes son fundamento obvio en estudios de riesgos naturales, salud pública, seguridad, asuntos bélicos, mercadeo, entre muchos otros.

Nadie se escapa a los análisis espaciales, todos somos susceptibles de generar una huella georreferenciada de nuestro quehacer y es aprovechada más que todo por el mundo comercial. No es de extrañar que sin preguntarnos o no, muchas aplicaciones móviles y de la web siguen nuestros movimientos. No es raro por ejemplo, que luego de salir de un centro comercial recibamos un mensaje que nos pregunté cuando volvemos. Pasamos de una época de escasez de información a un extremo de invadir la privacidad de los individuos.

El futuro nos deparará con análisis geográficos insospechados ahora, pero que serán normales en un tiempo. Al ritmo al que avanza la tecnología quizás tan solo en un siglo tendremos un escenario dónde mucha gente posea una especie de chip corporal que les permita visualizar todo espacialmente, algo así como un Google Earth en la cabeza. Para bien o para mal el futuro nos sorprenderá…



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